martes, 13 de diciembre de 2011

El Búho y el Sapo

Una noche de luna nueva, cuando nadie en el bosque podía verle, Búho salió de su buhonera y acudió a la charca a ver a Sapo.

"Hola, amigo Búho", le saludó Sapo. "¿Que te trae a la charca?"

"Hola, amigo Sapo", le devolvió el saludo Búho. "Verás, estoy triste y desconsolado, y necesito de tu consejo".

Sapo croó de sorpresa. "Normalmente son los animales del bosque los que acuden a ti en busca de consejo, mi sabio amigo".

"Es verdad, pero tengo un problema que no se resolver y nadie parece poder aconsejarme."

"Está bien, amigo Búho. Cuéntame lo sucedido y veré como puedo ayudarte", croó Sapo.

Búho empezó a ulular, pero en lugar de hablar de su problema empezó por hablar de como había tratado de solucionarlo.

"Verás Sapo. Acudí primero a Ardilla, pero hablaba tan deprisa que era incapaz de entenderla".

"Ajá", asintió Sapo.

"Luego acudí a Oso, pero solo hablaba de salmones y dormir en invierno".

"Ya veo", asintió Sapo.

"Acudí también a Ciervo, pero se enfadó conmigo al ver que no tengo cuernos con los que batirme en duelo".

"Propio de Ciervo, si", asintió Sapo.

"Acudí también a Mono, pero todo lo que hizo fué burlarse de la situación y hacerme sentir como un estúpido".

Sapo se preguntó que locura debió llevar a Búho a pedirle consejo a Mono, pero no dijo nada y croó en gesto de asentimiento.

"Acudí a ver a Zorro, pero sus métodos no me parecieron los más adecuados".

"No para ti, si", asintió Sapo.

"Al final acudí a Serpiente, pero su fría y calculada lógica me pareció de lo más irreal".

"Ya veo", asintió Sapo.

"He ayudado a todos esos animales, amigo Sapo. He sido justo con ellos, no les he criticado, ni les he juzgado, les he expuesto siempre varios puntos de vista y siempre les he aconsejado en función de sus capacidades. Nunca he pretendido que fueran nadie más que si mismos, ¿y ahora ellos no son capaces de darme lo mismo a cambio? Me siento triste, amigo Sapo, triste y enfadado con todos ellos."

"¡Ah!, pero mi buen Búho, el problema no son ellos, ni en ellos reside la solución", croó Sapo, entendiendo al fin la situación.

"¿Y cual es entonces la solución, amigo Sapo?"

"Si quieres que te traten como tu tratas a los demás, ¿porque has ido a ver a Ardilla, a Oso o a Ciervo? ¿Porque has ido a ver a Mono, a Zorro y Serpiente? ¿Por que has venido a verme a mi?"

Sapo hizo una pausa, esperando una respuesta de Búho que nunca llegó.

"¿Por que has ido a vernos a todos nosotros cuando lo que tu quieres de verdad es el consejo de otro búho?".

Búho se quedó en silencio y comprendió, y antes de que ese momento de comprensión de desvaneciera dio las gracias a Sapo, se despidió de él y se fue a ver a la Anciana Lechuza.


sábado, 3 de diciembre de 2011

El Escorpión

Hasta que su caparazón sea dorado
como el sol alto en el cielo,
un pequeño y tenaz escorpio
avanza por la arena del desierto.

Mil mudas lleva ya sobre sus espaldas,
mil pieles que han sido desechadas,
mil veces la meta había sido alcanzada,
mil dunas, a cada cual más lejana.

Largo es el camino, dura es la senda,
sus piernas le fallan, su ímpetu flaquea,
el cuerpo se desploma, su aliento se apaga,
allí cae rendido, agotado en cuerpo y alma.

Las lágrimas fluyen por su rostro,
su sal escuece en las heridas,
el agua humedece sus labios resecos,
siente el sabor de otra batalla perdida.

La oscuridad nubla su visión,
en las tinieblas todo carece de sentido,
queda aislado flotando en el vacío,
hasta que Antares ilumina de rojo su corazón.

"Álzate de nuevo, pequeño mío,
y de tus tristes cenizas resurge.
Con el ave fénix compartes tu destino,
sobre tus propias miserias debes elevarte.

Te mostraré el camino con mi rojo faro,
aunque tú no quieras mirarme.
Te susurraré dulcemente mi sabiduría,
aunque tú ya no quieras escucharme.

No solo en la negrura,
se puede ver mi luz.
No solo en el vacío,
se alcanza a oir mi voz.

Para ello solo debes retirar los velos,
tus ojos los nublas con tus ensoñaciones.
Para ello solo debes acabar con los cuentos,
te ensordeces con las voces de muchos oradores.

Ahora que lo ves todo claro,
ahora que el sonido está limpio,
ahora puedes aprender del pasado,
y retomar con valor de nuevo el camino."

El cascarón inerte se resquebraja,
unas alas carmesí se despliegan hacia el cielo.
Eleva todo su ser con un triunfante vuelo,
y por todas partes resuenan sus alegres carcajadas.